sábado, 11 de junio de 2016

Sin principios, con propaganda.


La diferencia entre derecha e izquierda era cosa de trileros hace unas se­manas. Luego, los comunistas de IU, tildados de pitufos gruñones, tenían que cocerse en su propia salsa, en su aquela­rre de banderas rojas, frase muy aplaudida entre los hoy inoperantes círculos. Se trata­ba entonces de hacer política transversal, re­bañando votos desde la derecha hasta la iz­quierda pasando por la abstención, engan­chados todos al banderín de la indignación. Más tarde se pidió ser jefe del ejército, de los espías, de la policía, de los jueces y las teles; del Gobierno de hecho, dicho esto entre ri­sas de los que le tratan con un culto a la per­sonalidad coreano, del norte.

Ahora, sin anestesia, dice que es socialdemócrata de a chiquetito y, en su ignorancia mentirosa, nos cuenta que Marx era un socialdemocrata. No hay más que ver cómo ca­talogaban los comunistas fetén, Pasionaria, a los socialdemócratas: «intelectuales con cabeza de chorlito que hozan en la charca de la socialdemocracia».

Da igual que él se haya definido a sí mis­mo como comunista hace no tantos meses. En esos cenáculos de la extrema derecha a los que iba, decía él mismo, en memoria de los derrotados en la guerra civil. ¡Con un par!

No deja de sorprender la reiterada admi­ración con la que la mayoría de las teles, y buena parte de los otros medios, saludan cada una de las melonadas que plantea cada día el del ego levitante, sin la más leve autocríti­ca, sin un reproche ante tanto cambio por parte de los encargados por oficio de señalar las contradicciones.

Después de defenestrar a Errejón, de au­par a Anguita, de lanzar en paracaídas en Al­mería a un general de la OTAN, contra la que surgió IU, de neutralizar a los círculos, otro­ra nueva forma de hacer política y hoy mu­dos, de poner en cabeza en Jaén a un sindi­calista ultra, de definir a Otegi como preso político y justificar el encarcelamiento de opositores en Venezuela si han cometido «delitos de terrorismo». Da igual, las palabras significan lo que ellos quieran: una cosa o su contraria, sin memoria reciente ni remota.

Se ha puesto corbata, se ha recompuesto el pelo, retranqueando la derecha, alargan­do la izquierda, en ese obsesivo y milimétri­co cuidado de la imagen. Los críticos de la masticación sufrida por IU te cuentan la can­tidad de tiempo que los asesores dedican a que no frunza el ceño y a reducir sus 75 parpadeos por minuto. Hay en las redes una ini­ciativa del PCE que reivindica su comunis­mo y denuncia el travestismo del gran timo­nel, pero llega menos que la cursilada del co­razón, que no hay San Valentín que lo supere.

Hay gente en el PP que cuenta que quizás se han pasado por dar tanto carrete a una herramienta con la que querían neutralizar a los socialistas.

(Artículo de D. José María Calleja)

 Citas de D. P.I.:

"Soy de izquierdas, pero el debate político izquierda-derecha es de trileros".

"Sois unos cenizos. No quiero que cenizos políticos, que en 25 años han sido incapaces de hacer nada".

"No te enteras pitufo gruñón, no les vamos a regalar nuestro país nunca más a los de arriba".

"Yo no he dejado de autoproclamarme comunista nunca […] Creo que ser comunista es algo mucho más importante que decirlo. Creo que es una praxis, y creo que a veces el nombre te puede ayudar y otras veces en las que no […] La palabra democracia mola y, por tanto, tendremos que disputársela al enemigo para hacer política". 

(Inciso de Monedero: "Quien no sea comunista, es que es mala persona".) 



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