De tanto nombrar las posaderas, nalgas, pompas, asentaderas o las dos montañas feroces do un hombre sale dando voces. No hay otro remedio, vamos a hablar de la esencia marrón que a todos nos iguala. Dicen que la muerte a todos nos trata de la misma manera y no es del todo cierto, hay múltiples maneras, algunas demasiado desagradables, de estirar la pata. Al otro mundo unos van en traje y forrados de caoba y otros en cueros vivos. Sin embargo la caca es demócrata e igualitaria. Sea quien sea el dueño, no importa su color, religión, pensamiento, condición, estado civil o la base alimentaria que la componga (humilde o del mas alto chef) es igual para todos, en forma de churro marrón que va colgando hasta alcanzar su autodeterminación sin necesidad de referéndum ni de Puchidemon.
Es por eso que la mierda ha sido siempre vista con simpatía, por filósofos, sabios y poetas. De forma disimulada eso si, porque airear esas simpatías provocaba un cierto rechazo entre la plebe, que no sabe apreciar el espíritu de las cosas y se queda en lo prosaico, la textura y el olor. De entre todos los literatos que han buscado la musa de la caca, destaca X. X es un autor del que tenemos pocos datos, salvo su nombre, X. En un año indeterminado X compuso su magnum opus, "Coprógenas", que fue prologado por un amigo del autor X, ni mas ni menos que otro X. Rumores corrían que X1 y X2 eran de carrera eclesiástica y de origen vasco pero no se ha podido determinar. He aquí una imagen de la primera edición:
Sin querer destripar el contenido de esta erudita y compleja maravilla literaria os ofreceré algunos breves ejemplos de su docta sapiencia, que todo avispado lector debería reflexionar y meditar:
La envidia y la infelicidad:
Lamentábase el pobre Don Servando,
porque cagaba blando.
Y a los diablos se daba Don Arturo,
porque cagaba duro.
En el mundo, ¡oh lector! -¡es cosa fuerte!-
ninguno está contento con su suerte.
La intransigencia y la hipocresía:
A su esposa reprende Don Torcuato
porque rompió la pobrecilla un plato.
Y olvida ese censor intransigente
de la torpeza ajena, que él mismo,
en la comida antecedente,
estrelló, por descuido, una docena
Qué bien dijo Platón: -¡Todos tenemos
pelitos en el culo, y no los vemos!
La relatividad de las cosas:
Solazábase Rufo, una mañana,
ante unas rosas de encendida grana.
Mas sintió un apretón..., ¡y entre esas rosas
tuvo que echar al aire entrambas posas!
¡Y, ay, esas flores de color de fuego
quedaron del color del ojo ciego!
Sin duda aquí se inspira
aquel antiguo adagio tan profundo:
Las cosas de este mundo
son del color del ojo que las mira.
O simples consejos de la vida:
Por entrar Don Venancio, a la carrera,
en inmundo y oscuro cagadero,
metió el pie en el pestífero agujero,
y de mierda manchose la pernera.
Con calma todos tus negocios trata;
si te apresuras, meterás la pata.
Después de estos bellos y sensibles ejemplos, no me queda mas que recomendaros tan salutífera lectura, que os alimentará, no del loado elemento, sino de magnífica sabiduría.
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario