Y como siempre la paga el gato.
Cantaba el poeta:
Don Tomás, glotonazo sin dinero,
devoró de castañas un puchero.
Mas las castañas son, como es sabido,
inyecciones de viento comprimido.
Y el pobre Don Tomás, la noche entera
la pasó en detonante pedorrera.
Y entre aquel disparar ventosidades,
clamaba el desdichado:
¡El castigo es la sombra del pecado!...
¿Siembras vientos?... ¡Recoges tempestades!
devoró de castañas un puchero.
Mas las castañas son, como es sabido,
inyecciones de viento comprimido.
Y el pobre Don Tomás, la noche entera
la pasó en detonante pedorrera.
Y entre aquel disparar ventosidades,
clamaba el desdichado:
¡El castigo es la sombra del pecado!...
¿Siembras vientos?... ¡Recoges tempestades!
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